28/2/11

Otro Enemigo Caído

De vuelta al encuentro de Kelno, su "patrón", el grupo se encontró con un viejo conocido. Se trataba de Zert, quién abandonó el grupo tras vencer a Lareth en la Barbacana del Foso. Mucho había cambiado la composición del grupo desde entonces, pero aún así y tras la breve inconformidad de Gáremond, Zert fue de nuevo aceptado entre los héroes. Emén se veía especialmente entusiasmada con la nueva incorporación.

Al llegar al encuentro con Kelno, otra sorpresa les aguardaba. El sacerdote había hecho preso a Éladar, otro de los integrantes del grupo que supuestamente había abandonado la vida de aventurero. Emén y Gáremond decidieron convencer a Kelno para que lo liberara y así el grupo creció en tamaño y en especial en músculo, algo que satisfacía a Rosco.

Tras una breve puesta en antecedentes, los compañeros decidieron ir al asalto del Templo de la Tierra, más concretamente a por su líder Romag. Una vez en el primer nivel de las catacumbas del Templo, se dirigieron a la cámara personal de Romag, dónde se encontraba su adepto Hartsch, quién decía que Romag no se encontraba en estos momentos allí. Tras una larga discusión que iba subiendo de tono, estalló el enfrentamiento. Todos los compañeros pusieron sus habilidades al servicio del grupo para derrotar a Hartsch, quién ocultaba a Romag en una especie de recámara. Otros dos comandantes del Templo de la Tierra se unieron a la disputa, pero no fue suficiente para detener la embestida de los héroes, que dejaron sin cabeza a una de las facciones más poderosas del Templo del Mal Elemental.

Era la hora de explorar las profundidades del Templo, Belsorning podría ser la próxima víctima, pero el grupo pensó que debían mejorar sus habilidades o encontrar algunos objetos mágicos que les ayudaran a derrotar al Templo del Agua y así se dirigieron al tercer nivel del complejo. Una vez allí, fueron sorprendidos por un troll. Un momento más tarde, todo un clan de trolls hostigaban a los compañeros y sólo una gran estrategia de acero y magia, huidas y reencuentros, les llevó a la victoria y lograron sobrevivir. Lo que esperaba tras el próximo corredor podría ser terrible, valorando este recibimiento.

13/12/10

El Asalto al Templo del Fuego

Tras un merecido descanso, Kelno advirtió a los compañeros sobre el peligro que suponía haber arrebatado una de las poderosas armas con las que contaba el Templo del Fuego. De hecho, afirmó que el grupo estaba en busca y captura por parte de dicho templo.
Los intrépidos compañeros se apresuraron a investigar el Templo del Fuego, adelantándose a las represalias que estos pudieran tomar. Siguiendo las indicaciones de Kelno, llegaron a una majestuosa estancia, decorada en tonos rojos y con muchos elementos ornamentales de estaño. Se trataba de la cámara principal del templo.
Lía se adentró un poco para inspeccionar un poco más y observó unas pequeñas criaturas saltar y contonearse en ciertos puntos de la estancia. Al adentrarse un poco más, estas criaturas crecieron expontáneamente hasta convertirse en majestuosas salamandras de fuego. Rosco advirtió del peligro que corrían, pues al parecer habían profanado el Templo del Fuego y las salamandras eran sus protectores.
La batalla comenzó y Gáremond decidió utilizar su más poderoso recurso mágico para abrir un gran agujero en el centro de la estancia y hacer caer a dos del cuarteto de salamandras a las que tenían que derrotar.
Otro de estos seres arremetió violentamente contra Emén, tales fueron los impactos, que la semiorca cayó inconsciente sin tiempo para reaccionar. Al mismo tiempo, la última salamandra acosaba a Lía y Rosco trataba de contraatacar con sus proyectiles mágicos.
Gáremond entonces convocó un hipogrifo que no tuvo tiempo para golpear antes de ser derrotado por una de las salamandras. Lía se aventuró a tocar el altar del templo, lo que provocó que un estallido de fuego la dejara inconsciente también a ella. El gnomo, tras sanas a Emén, corrió en su ayuda.
Con la semiorca de nuevo en guardia y con los ojos inyectados en sangre, finalmente los compañeros se pudieron deshacer de sus enemigos, no sin sufrir terribles consecuencias.
Mermados por sus heridas, los compañeros no tuvieron mejor elección que volver al amparo de Kelno y restablecer sus cuerpos y sus poderes.
Al día siguiente ya estaban listos para enfrentarse a Alrem, el prefecto del Templo del Fuego. Tras examinar un poco la cámara principal del templo, Lía encontró una puerta secreta. Al ser esta imposible de abrir desde el lugar donde se encontraban, Gáremond volvió a conjurar su encantamiento preferido, mutilando de nuevo la piedra de este nivel.
Allí se encontraron con unos guardias enemigos, servidores del templo del fuego, y el gnomo se apresuró a lanzar de nuevo el mismo conjuro para abrir un nuevo hueco en el suelo. Los guardias cayeron a una especie de cocina pero no se quedaron allí., corrieron hacia la puerta y un corredor cercano.
Con el camino despejado, los compañeros alcanzaron los aposentos de Alrem. Este parecía estar preparado para la refriega, pues Rosco había detectado en él varios conjuros protectores. Al cabo de unos segundos, otros dos contrincantes se unieron a la batalla, posiblemente acólitos del templo. Los poderes de Alrem parecían majestuosos, pero el mediano utilizó un conjuro de telaraña que provocó que éste quedara inmovilizado y sin la posibilidad de lanzar ninguno de sus conjuros. Esta telaraña también atrapó a otro de los oponentes y también a Emén y Lía.
Tras esto, y en un arrebato de locura por parte de Rosco, éste lanzó una poderosa bola de fuego que mató al instante al prefecto, pero también dejó gravemente herida a Lía.
Emén invadida por una furia casi sobrenatural, arremetió contra el ahora herido acólito, quién fracasó en sus intentos de controlar a la semiorca y finalmente pereció.
El último de los enemigos, un semiorco, no supuso un gran impedimento para el éxito de su empresa, aunque a Lía le costará perdonar la osadía de Rosco que casi le cuesta la vida.

22/11/10

El Dilema de los Trolls


Los compañeros siguieron con su periplo por el segundo nivel del templo. Todos albergaban la esperanza de encontrar alguna clave para derrotar a Belsorning, sumo sacerdote del templo de agua.
En su camino, se encontraron de nuevo con Kelno, quién les encomendó la misión de encontrar a dos trolls y convencerlos para que se unieran al templo del aire. El sacerdote ya les avisó de que no sería tarea fácil pero les recompensaría gratamente si tenían éxito.
Los compañeros llegaron a un gran pasillo iluminado por luces de diferentes colores que no se entremezclaban. Lía, la intrépida elfa, se adentró en las luces, lo cual le causó heridas de distinta índole. Finalmente, y conscientes de que no podrían evitar algo de dolor al pasar por ese pasillo, los compañeros accedieron a la zona sur, donde presumiblemente se encontraban los trolls. Gáremond utilizó alguno de sus hechizos curativos, asegurando que se estaba quedando sin medios mágicos para el día de hoy.
Tras oír unos extraños sonidos, accedieron a una cámara circular dónde se vieron sorprendidos por una hidra de cinco cabezas. Rosco parecía atemorizado por tal criatura pues, a pesar de estar encadenada, derrotarla sería la única forma de avanzar.
Una embestida de Emén logró seccionar una de las cabezas del terrible animal y el mediano se apresuró a lanzar un conjuro de fuego sobre el muñón ensangrentado, logrando así que no volviera a crecer de nuevo otra cabeza.
Poco después, un troll apareció en escena y amansó a la hidra. Iba ataviado con los símbolos del templo del fuego y no parecía dispuesto a negociar la retirada de su mascota.
Aún así, Rosco consiguió que el estúpido troll al menos dejara de atacar al grupo, prometiendo una vida mejor para él y su mascota.
Lía había caído y debían buscar una solución para que no pereciera. El descanso no fue su aliado, pronto se dieron cuenta de que una masa viscosa avanzaba por el techo amenazante. Rosco y Gáremond agotaron sus recursos mágicos intentando deshacerse del animal que corroía la carne con su jugo. Tan duro fue el enfrentamiento, que Gáremond plantó cara a Emén por una poción curativa. El que hacía las veces de sanador estaba desesperado.
Rosco consiguió sobrevivir por los pelos y finalmente decidieron que avanzar sería menos peligroso que intentar recuperarse con el descanso.
Poco después, explorando otro de los pasillos de la zona sur, oyeron un agresivo cantar de algo similar a un búho y la visión extremecedora de una criatura semilechuza, semioso, provocó que el gnomo dijera de nuevo su frase: "Este lugar es una pesadilla".
Emén por su parte, aseguró no tenerle miedo a la criatura y arremetió contra ella. Como en el caso anterior, un troll apareció en la escena y calmó al animal. En esta ocasión iba ataviado con los símbolos del templo del agua y Rosco tuvo que negociar más duramente con él. De hecho, no lo quedó más remedio que visitar al gran jefe acompañado del troll.
Se trataba de un troll de avanzada edad, pero con un aspecto mucho más agresivo. No sólo no hizo caso a la historia que le contaba su súbdito sino que propinó un guantazo al mismo. Rosco le consoló hábilmente y como ya hizo con su hermano, le convenció para que se uniera al templo del aire.
Finalmente se reencontraron con Kelno, quién les prometió un objeto mágico y les felicitó por su buen hacer en la misión. También les advirtió que era el momento de contraatacar al templo del fuego pues, al convencer al troll, le habían arrebatado una pontente arama.

16/10/10

El Refugio de los Osgos

Tras lamer sus heridas bajo el amparo de Kelno, sumo sacerdote del templo del aire, los compañeros se dirigieron a explorar otros rincones de ese nivel del templo. Tras la amarga pérdida de Eliot todos eran conscientes de que necesitaban algo más de poder para derrotar a Belsorning y quizá ese poder aguardaba escondido en el Templo. Elmo y su compañero de la Orden del Venado decidieron aguardar junto a Kelno, pues necesitaban meditar a cerca de sus objetivos personales.
El grupo decidió visitar la zona nordeste del nivel y tras equivocarse un par de veces por el camino, se encontraron con los aposentos de varios osgos. Lía fue la peor parada de dicho encuentro pero finalmente consiguieron deshacerse de ellos.
Pronto se dieron cuenta de que alguien se acercaba por el pasillo trasero y Gáremond decidió usar su más poderoso conjuro para crear un foso donde cayeron varios osgos más que tampoco fueron un gran problema.
Poco más tarde, el mismo gnomo decidió abrir una puerta contigua y fue impactado por una jabalina por sorpresa. Rosco, el intrépido mediano, lanzó una gran bola de fuego que diezmó a sus enemigos, un clan entero de osgos.
Tras deshacerse de casi todo el clan, Gáremond convocó a 3 hipogrifos que parecían no tener gran cosa que hacer. Pero dos osgos, al parecer los líderes, aparecieron y se enfrentaron a las temibles criaturas. Sólo uno sobrevivió y gracias a los poderes ígneos de Rosco y la fuerza bruta de Emén, pronto estuvieron de nuevo a salvo.

1/10/10

PNJ: Kelno

Historia
Como los otros tres sumos sacerdotes del templo, poco se sabe de cómo Kelno accedió al poder del Templo del Aire. Kelno es un hombre joven que probablemente lleva poco tiempo en su cargo. Parece ser el único superviviente de los sacerdotes del aire, los cuales están siendo azotados por las facciones rivales. Kelno ha gastado el poco dinero que quedaba en las arcas del templo contratando un buen número de Osgos, quienes están siendo tentados por el sumo sacerdote del agua.

Encuentros con los PJ
Kelno, al igual que Romag, encargó a los compañeros matar a Belsorning. Su sinceridad le permitió seguir con vida, ya que Rosco aseguró que respetarían su vida.

El PNJ Actualmente
Tras indicar el camino a la Alianza, Kelno espera buenas noticias, desea por encima de todo acabar con Belsorning, pero no se olvida del templo del fuego, su otro gran enemigo. Entre tanto intenta mantener unidas a sus tropas, las pocas que aún controla.

Breve Resumen

Hace unos meses, Elmo, Emén y Gáremond se unieron con otros compañeros para forjarse un nombre como aventureros. Habían decidido empezar por Hommlet, una villa del Vizcondado de Verbobonc. Todos conocían las historias sobre un templo maldito cuyo poder azotó las tierras circundantes y no se equivocaron al observar que un poder similar parecía estar alzándose de nuevo.
Tras resolver algunas disputas con los habitantes del pueblo, decidieron explorar la Barbacana del Foso, un antiguo puesto de avanzadilla del templo. Allí lograron derrotar a Lareth, el nuevo maestro, y confirmaron el resurgimiento del Templo del Mal Elemental.
Lamentablemente, algunos de los compañeros abandonaron su carrera como aventureros, pero el grupo se reestructuró para visitar el poblado de Nulb, comunidad aliada con el templo del mal en otro tiempo. Tras descubrir la secreta localización del templo, el grupo afrontó por fin su destino, dónde asumieron que un nuevo ejército se estaba alzando.
Quisieron acceder por la puerta trasera y a pesar de descubrir el orbe de la muerte, un artefacto capaz de aniquilar el templo y atrapar a la demonio que lo controlaba, dos de los compañeros perecieron en tal acto de heroísmo. Pero para ello necesitarían encontrar cuatro gemas de poder que encajaban con el orbe.
Cuando retomaron la búsqueda, Lía, Rosco y Stoner se unieron a la causa. Explorando el templo descubrieron que éste estaba dividido por los cuatro elementos (agua, aire, fuego y tierra), que vivían graves disputas internas. Tras perder a Stoner y rescatar a un tal Eliot, conocieron al sumo sacerdote del templo de la tierra, llamado Romag. Éste les encomendó la misión de matar a Belsorning, sumo sacerdote del templo del agua. Los compañeros aceptaron, al menos en apariencia. Les interesaba y mucho mantener las disputas entre los distintos templos, evitando que se unieran contra ellos.
Tras explorar los entresijos del templo, sorteando a la muerte en muchos casos, se encontraron con un caballero de la Orden del Venado, grupo al que también pertenecía Elmo. El hombretón descubrió que sus propósitos en el templo eran mucho más honorables de lo que parecía en un primer momento: encontrar al desaparecido Príncipe Thrommel IV.
Más adelante se encontraron con Kelno, sumo sacerdote del templo del aire, quién también deseaba la muerte de Belsorning. Una vez encontraron el templo del agua, un horrible constructo apoyado por varios acólitos del agua hicieron estragos entre los compañeros, todos lograron huir, excepto Eliot que pereció sin remisión ante los sacerdotes del agua.

24/6/10

El Río Velverdyva

Este río bien podría ser el segundo mayor de todo el continente. El Velverdyva cumple la función de frontera entre Veluna y Furyondia. Es practicable por grandes embarcaciones justo al norte de la ciudad de Veluna. Por otra parte, no es difícil navegar las aguas que conducen al río Fals por embarcaciones más pequeñas. Incluso se podría llegar hasta el Lago Quag al norte, con cierta dificultad. Muchos dicen que otro río que desemboca al norte del Quag, llamado Fler, es en realidad una prolongación del Velverdyva. El río desemboca en el Nyr Dyv, o como se le conoce en toda flaenia, El Gran Lago.
El misterioso Velverdyva cruza el norte de la Villa de Hommlet perfilado en su lado sur por la Carretera Baja que lleva a la ciudad de Dyversa al este a varios días de camino.

22/4/10

PNJ: Romag

Historia
Poco se sabe del Sumo Sacerdote del Templo del la Tierra. Como todos los habitantes del templo, parece padecer algún tipo de locura y megalomanía. Bajo su mandato, el Templo de la Tierra ha conseguido hacerse con casi la totalidad del primer nivel de las mazmorras del Templo del Mal Elemental. Se dice que su asistente, Hartsch, siente cierta atracción por el sacerdote, que va más allá de la simple veneración.

Encuentros con los PJ
Romag aseguró a la Nueva Alianza que sus pasos estaban siendo seguidos muy de cerca por los agentes del templo. Se lamentó de las pérdidas que los mismos le habían causado en cuanto a fuerza bruta, pero lejos de enfurecerse, vio a los compañeros como una oportunidad única para hacerse con el control del Templo en su totalidad. Como misión, les encargó que le trajesen la cabeza de Belsorning, Sumo Sacerdote del Templo del Agua. Tras esta reveladora charla, Gáremond se autoconvenció de que pertenecía al Templo de la Tierra.

El PNJ Actualmente
El Sacerdote sigue esperando noticias de la deseada muerte de Belsorning. Mientras tanto, reunifica sus tropas y reestructura los puestos de guardia que habían sido devastados. Su asistente Hartsch sigue a su lado, mostrando gran devoción...

20/4/10

Historia: El Príncipe Thrommel IV

La vida del Príncipe Thrommel de Furyondia ha cautivado a Flaenia como ninguna otra historia lo ha hecho. Muchas leyendas posteriores lo retratan como el príncipe perfecto y a Jolene, su prometida, como su pareja ideal.

El rey Belvor IV sólo tuvo un heredero para el trono: El Príncipe Thrommel IV es también hijo de la Reina Roshelle de Dyversa, quien está emparentada con Veluna. En 549 AC, Roshelle fue encarcelada por tener una aventura con un señor noble de Furyondia, lo que también provocó su divorcio con el rey Belvor IV. Fue liberada por caballeros renegados en 550 y su paradero actual es desconocido.
El Príncipe, sin embargo, fue educado e instruido como heredero de Veluna, Furyondia y Dyversa. Iba a ser la pieza clave que uniera tres grandes reinos en una poderosa alianza. Ya que junto a Jolene, su prometida, podría reunificar sus tierras.
Ya en su adolescencia se mostró como un joven valeroso, aunque quizá demasiado pasional. Cuando llegó su momento, fue investido Caballero de la Orden del Venado. Organización de la que años más tarde se convertiría en comandante. A partir de entonces, sus gestas eran narradas por toda Flaenia, era uno de los héroes más queridos por el pueblo debido a su bravura y también a su humildad. Incluso uno de los más reputados bardos de Verbobonc, llamado Boiard, se atrevió a escribir un libro sobre el príncipe tras su desaparición. Este bardo luchó en el bando de Thrommel durante la Batalla de los Prados de Emridy, lo que le llevó a escribir su novela. Trata en especial el tema del romance del Príncipe con Jolene, un amor perfecto pero condenado.
Thrommel fue secuestrado alrededor de 573 AC, tras la triunfal batalla en los prados de Emridy y poco se ha sabido desde entonces. Como es de suponer, la alianza entre Veluna y Furyondia no se llevó a cabo y Jolene fue emparentada con otro noble.
Actualmente el Príncipe Thrommel ha sido declarado oficialmente muerto.
A pesar de ello, las gentes de Flaenia le siguen viendo como un héroe difícil de sustituir y aunque cada vez menos, son muchos los que piensan que sigue vivo.

16/4/10

Un Templo Mortal

El líder de los bandidos se hacía llamar Feldrin, aseguró que los extraños símbolos de su capa tenían que ver con la deidad a la que servían. Dijo que se encontraba al servicio del Gran Templo, que controlaba los cuatro Templos Elementales y también comentó algo sobre "su señora" refiriéndose a algún poder sin duda. Eliot no estaba muy de acuerdo en respetar su decisión de irse, pero por una vez, Gáremond mantuvo su palabra y le dejaron ir. Tras esto, todos los compañeros se ataviaron con las capas de extraños símbolos que encontraron en los cadáveres de estos bandidos.
Tras explorar un poco por los aposentos de Feldrin y su lugarteniente, Lía corrió una cortina que ocultaba una puerta, una más que probable vía de escape para el bandido.
Decidieron continuar por el pasillo al que daba la puerta oculta y encontraron una impresionante sala ceremonial llena de restos y huesos. Los compañeros pensaron que iban a ser sorprendidos por necrófagos como en el nivel superior, pero no fue así. Tras otear todas las salidas, decidieron subir unas impresionantes escaleras que no ascendían demasiado hasta dos poderosas puertas. Lía quiso poner la oreja para ver si conseguía escuchar algo tras ellas y casi podría asegurar que no había nadie. Una vez entraron, se toparon con una especie de Templo del Aire. Lía examinaba cuidadosamente el extraño altar cuando empezaron a resonar unas campanas en toda la estancia, al querer huir por una de las salidas secretas que había detectado, la elfa se topó con un horroroso ser fantasmal. Se trataba de un siervo del Plano Elemental del Aire según pudo adivinar Rosco. Finalmente, con la ayuda de la magia del mediano y el espadón mágico de Emén, la criatura regresó a su Plano o se desvaneció para siempre.
En el mismo instante en el que la criatura desapareció, una de las entradas secretas que Lía había detectado se abrió y casi lanzado al suelo cayó un sirviente del Templo del Agua. Parecía mal herido y Gáremond grito: "¡A por él!", pero Lía observó que se trataba de un Alto Elfo, lo que no parecía cuadrar muy bien con las pretensiones de este lugar. Ante la insistencia de Gáremond, el elfo gritó para pedir clemencia y retirándose la capucha, negó pertenecer al Templo del Mal Elemental, dijo que era un Caballero de la Orden del Venado y que estaba en busca de Elmo. El hombretón quedó tan sorprendido como avergonzado, pues al parecer él también pertenecía a esta orden de Caballeros pero lo mantenía en secreto. El elfo dijo también que estaba en una misión especial para encontrar al príncipe Thrommel pues había recibido cierta información que indicaba que podría estar entre las mazmorras del Templo. Elmo dio un respingo cuando oyó tal cosa y tuvo unas palabras en privado con el caballero. Los compañeros lo aceptaron de buen grado en el grupo, aunque con algunas reticencias.
Lía continuó haciendo su trabajo y así accedieron a un pasadizo que terminaba en otra cortina, tras ver lo que había tras ella, un sacerdote ataviado en gris (a juego con toda la austera estancia) se vio sorprendido y casi le incriminó que hubiera entrado por ese pasadizo, probablemente era lo último que esperaba en ese momento. En un principio los compañeros lo confundieron con Belsorning, el sumo sacerdote del Templo del Agua, sin embargo se trataba de Kelno, sumo sacerdote del Templo del Aire. Éste parecía muy interesado en la cabeza de Belsorning, casi más que Romag, quién les había ofrecido una grata recompensa. Kelno parecía sincero, aunque un poco alocado, asegró que su templo estaba en horas bajas y que el bastardo de Belsorning sólo hacía que perseguir a sus seguidores osgos para reconvertirlos al Agua o exterminarlos. También aseguró que ansiaba el puesto de Hedrack en el Gran Templo y Rosco dijo que ante tal derroche de sinceridad, respetarían su vida. Kelno no pudo sino agradecer su comportamiento y les aseguró una buena recompensa, al fin y al cabo, si Belsorning desaparecía del mapa, el podría absorber el Templo del Agua y convertirse en el Sumo Sacerdote más poderoso. Les indicó cuidadosamente el camino que tenían que seguir para llegar al Templo del Agua, donde porbablemente se encontrarían con Belsorning, también les advirtió que el sigilo sería importante pues el juggernaut que poseían era terriblemente poderoso y mortífero.
Una vez llegaron al extraño Templo, algo parecía inquietarles, una extraña estatua representando un conglomerado de especies marinas ocupaba el centro de la sala, mientras un altar presidía el lado este. Una cortina al sur despertó la curiosidad de Eliot y cuatro figuras representando gárgolas en las esquinas hicieron sospechar a Gáremond. El elfo y el gnomo decidieron esconderse tras el altar junto al oso familiar del druida mientras Rosco, aficionado a probar cosas nuevas, saltó encima del altar y clamó: "¡Belsorning!". Tras un momento de duda, la extraña estatua y las gárgolas comenzaron a cobrar vida, algo les había provocado. Elmo corrió la cortina y se encontró de cara con dos acólitos del Templo del Agua que amonestaron al grupo por profanar el Sagrado Templo del Agua mientras atizaron al joven Eliot. Lía saltó encima del altar mientras las gárgolas descargaban toda su furia contra los compañeros. Elmo y Emén habían quedado en el centro de la sala a merced de las gárgolas y el juggernaut que parecía ser inmune a todos los ataques que recibía. Rosco, sabedor de sus características, logró alcanzar al juggernaut con un nuevo conjuro que había desarrollado, pero eso no parecía ser suficiente. Wonillon agarró la mochila de Emén donde se encontraban las pociones para asistir a quíen tuviera esa necesidad, pero Elmo aseguró que su única opción era huir. Eliot recibió un poderoso conjuro de uno de los acólitos que le dejó complétamente inmóvil y a merced de sus enemigos, mientras su serpiente trataba de atraer la atención de sus enemigos y Wonnilon era fulminado por las gárgolas. Elmo huyó, aunque malherido por el amenazante juggernaut y el resto del grupo hizo lo propio, Rosco se tornó invisible para no recibir los golpes de las gárgolas y Eliot se quedó indefenso ante las gárgolas y los sacerdotes. Incluso su serpiente huyó y Lía recibió un fuerte impacto que la dejó sangrando sobre el altar. Poco podían hacer por salvar la vida de sus compañeros, pero Gáremond insistió en salvarles la vida. El gnomo cogió un pergamino de su bolsa y junto a la puerta lanzó un hechizo de curación. -Espero que esto funcione-. Dijo, pero sólo alcanzó a sanar a Lía, lo suficiente para levantarse cuidadosamente y huir. Eliot estaba condenado y las gárgolas acabaron con su vida finalmente. Gáremond se lamentó de no haber podido hacer más por su vida, pero otra cosa hubiera supuesto una mayor cantidad de bajas.