Fecha: Primavera del 569 AC (Año Común)
Ejércitos y Comandantes:
Ejército aliado - 1200 humanos, 200 enanos, 100 gnomos, 200 elfos (1700 en total). Príncipe Thrommel VI, Mariscal de Furyondia y Veluna. Vizconde Wilfrick de Verbobonc.
Hordas del Mal Elemental - 3500 orcos, 550 humanos, 500 gnolls. 20 ogros (unos 4570 en total). Cultistas desconocidos del Templo del Mal Elemental.
Resultado: Las fuerzas aliadas del Príncipe Thrommel masacraron a las hordas del mal elemental.
Bajas:
Ejército aliado - 200 humanos, 55 enanos, 25 gnomos, 20 elfos.
Hordas del Mal Elemental - 4500 + (sobrevivientes confinados en el templo)
Preludio: En algún momento a finales del 550 AC, la aldea de Nulb comenzó a supurar con toda clase de mal, esto culminó con la fundación del Templo del Mal Elemental. En poco tiempo, las caravanas de mercaderes locales, los clanes gnomos y la vecina aldea de Hommlet se convirtieron en un blanco fácil para los bandidos de la región. Tras muchos años de estos ataques y el desánimo entre la gente del campo, los problemas fueron agravándose en el 568 AC. El primero fue la construcción de la Barbacana del Foso, un puesto de avanzada al este de Hommlet destinado a nuevas incursiones, los agentes del Bien también descubrieron que no sólo se había reunido un pequeño ejército en el Templo, sino que el culto del Mal Elemental estaba bajo la dirección de un poderoso demonio.
Las noticias de este mal se extendieron rápidamente desde el Vizcondado de Verbobonc hasta llegar a oídos del príncipe Thrommel IV, Mariscal de los ejércitos de Furyondia y Veluna y también un paladín de renombre. Vliéndose obligado a tomar parte, el Príncipe dejó atrás sus preocupaciones sobre el norte y rápidamente convocó a los caballeros más hábiles, algunos clérigos y su propia guardia personal para contribuir a erradicar este profano templo. Poco después de cruzar el río Velverdyva en la primavera del 569 AC, el Príncipe Thrommel se unió a los contingentes desplegados. Uno de los acompañantes de estas fuerzas era Serten de St. Cuthbert, el único miembro de la Ciudadela de los Ocho que se ofreció voluntario para apoyar la causa de Thrommel. No mucho después de que los aliados comenzaran su marcha hacia el sureste, se encontraron con un grupo de apoyo provinente de las Lortmils, las Colinas Kron y el Bosque Gnarley: elfos, enanos y gnomos que decidieron volver a tratar con la creciente presencia del mal en sus fronteras.
Cuando las fuerzas aliadas se acercaron a las tierras próximas al templo, sufrieron su primer encuentro con el enemigo, varias leguas al sur de la ciudad de Verbobonc y al noroeste de Hommlet, en las llamadas Praderas de Emridy. La mayor parte de las fuerzas humanas del templo, compuesto por bandidos montados en su mayoría, se había trasladado al puesto de avanzadilla de Thrommel. Los exploradores elfos informaron de que un ejército de criaturas mucho mayor de lo esperado se acercaba desde el sur. A sabiendas de que el templo podría extender sus hordas en poco tiempo, Thrommel fue con un plan de contingencia elaborado en el Consejo. En un intento de apartar esta oleada de Mal Elemental lejos de cualquier centro de población, ordenó replegar a los aliados del norte, en una posición estratégica cerca de la orilla oriental del río Velverdyva. A pesar de algunos relatos históricos posteriores, no hubo combates importantes en las Praderas de Emridy, las acciones de ese día únicamente se centraron en ciertas escaramuzas de la caballería ligera para conseguir un campo de batalla más favorable. Superando en número a sus enemigos por más de tres a uno y ansiosos por la victoria en el primer combate, las Hordas del Mal Elemental siguieron a las fuerzas de Thrommel del norte, como era de preveer.
La Batalla: Fue al amanecer cuando las hordas despertaron temprano por el sonido de los cuernos en señal de que los aliados estaban preparando sus formaciones para la batalla. Las conjuntadas filas de los aliados fueron dispuestas de manera que 500 lanceros estarían protegidos en su flanco por el río Velverdyva mientras que en el centro se mostrarían las banderas de la caballería ligera (400) y de la caballería pesada (100), dirigidas por el mismo Thrommel. Por último, en el flanco izquierdo los aliados desplegaron bloques de 200 enanos de las Lortmils y 100 gnomos de las Colinas Kron, con alrededor de 50 arqueros elfos del clan Meldarin posicionado entre ambos. Las Hordas del Mal Elemental se componían de dos facciones, el flanco izquierdo se componía de 550 humanos montados, la mayoría bandidos y maleantes de Nulb con poca experiencia bélica más allá de alguna incursión o algún asalto a las caravanas de mercaderes. En el flanco derecho había una fuerza mucho mayor de infantería humanoide; una multitud de orcos (3500) procedente de los oscuros bosques del sureste y de las profundidades de Oerth (Terra). También entre ellos había partidas de frenéticos gnolls (500) y unos 20 orgos pobremente armados que fueron sacrificados por el Templo en la selva circundante paraa proporcionar apoyo pesado.
Con un imprudente abandono, los tenientes sectarios mandaron a su caballería a enfrentarse con el flanco derecho y el centro de las fuerzas aliadas, algo que no les dejó muchas opciones a las tropas humanoides. Tan pronto como vieron los escudos y escucharon las burlas de sus enemigos predilectos, la mayoría de las Hordas cargaron contra el flanco izquierdo de los aliados. La masa enfurecida de humanoides tuvo la oportunidad de dejar de lado su enfrentamiento con elfos y enanos en un intento apresurado por rodear al resto del ejército aliado. Los lanceros de Thrommel y la caballería permitieron a los bandidos montados penetrar en sus líneas, dejándolos entre el recodo del río Velverdyva y rodeados por la carga humanoide. Esto fue, por supuesto, una trampa planeada por el Príncipe. Al mismo tiempo, el ejército aliado giró hacia la izquierda para rodear a la Horda atrapada por el río. Los caballeros de Thrommel volvieron a cargar apresuradamente contra el cuerpo principal humanoide por su retaguardia, una reserva de 150 guerreros elfos oculta en el bosque Gnarley se unió para cerrar el arco de la muerte. De espaldas al río y su liderazgo en el desorden, las Hordas del Mal Elemental fueron completamente derrotadas. Si bien la mayoría lucharon hasta la muerte, algunos grupos dispersos lograron romper las líneas aliadas sin un perdurable éxito. Sin embargo, a algunos sobrevivientes se les permitió huir hacia el sur de vuelta a su templo como mensaje de lo que vendría después.
Después de ganar la batalla, el Príncipe Thrommel no perdió un segundo en reunir a sus cansadas tropas y agrupar a los caídos. La baja más importante en Emridy fue Serten de San Cuthbert, que cayó en los últimos momentos de la batalla defendiendo con entusiasmo la vida del Príncipe hasta su último aliento.
Tras la Batalla: La noticia de la victoria en las Praderas de Emridy se difundió rápidamente hasta Hommlet, la primera evidencia fue ver a algunos hombres extraños vestidos de ocre corriendo por el pueblo en estado de pánico. El Templo del Mal Elemental se encontraba a un par de días para los aliados. Su llegada enorgulleció a los pobladores locales y los agricultores, sabiendo que el final del templo se encontraba al alcance de la mano. Las fuerzas aliadas, que no encontraron ninguna resistencia en su marcha se recuperaron y abastecieron, hasta que finalmente se encontraron con las murallas del Templo. Dentro, el culto del Mal Elemental poseía una escasa escasa guarnición de soldados, que calló conforme el ejército derribó las construcciones de la superficie de su fortaleza, antes de dañar el templo en sí mismo. Sólo unos pocos líderes del vil Templo lograron escapar y se dice que éstos fueron posteriormente los culpables de la repentina desaparición del príncipe Thrommel IV en el 573 AC.
Sospechando que una redada en los dungeons del templo sería muy costoso debido a la presencia de un demonio mayor, el Príncipe Thrommel convocó a todos sus magos y clérigos para cooperar en la creación de grandes sellos para atrapar este mal en las profundidades de su propio dungeon. Cuatro pares de grandes puertas de madera broncínea que llevaban a la entrada del Gran Templo fueron cerradas con pesadas cadenas de hierro y sus juntas selladas con hierro. Por último, unas runas fueron talladas en los portones en conjunción de la magia arcana y divina. Una vez realizados algunos conjuros finales, se contuvo el mal, pero en los años siguientes, los agentes del Bien mantendrían un ojo puesto en el Templo, conociendo su inevitable resurgimiento.
Ejércitos y Comandantes:
Ejército aliado - 1200 humanos, 200 enanos, 100 gnomos, 200 elfos (1700 en total). Príncipe Thrommel VI, Mariscal de Furyondia y Veluna. Vizconde Wilfrick de Verbobonc.
Hordas del Mal Elemental - 3500 orcos, 550 humanos, 500 gnolls. 20 ogros (unos 4570 en total). Cultistas desconocidos del Templo del Mal Elemental.
Resultado: Las fuerzas aliadas del Príncipe Thrommel masacraron a las hordas del mal elemental.
Bajas:
Ejército aliado - 200 humanos, 55 enanos, 25 gnomos, 20 elfos.
Hordas del Mal Elemental - 4500 + (sobrevivientes confinados en el templo)
Preludio: En algún momento a finales del 550 AC, la aldea de Nulb comenzó a supurar con toda clase de mal, esto culminó con la fundación del Templo del Mal Elemental. En poco tiempo, las caravanas de mercaderes locales, los clanes gnomos y la vecina aldea de Hommlet se convirtieron en un blanco fácil para los bandidos de la región. Tras muchos años de estos ataques y el desánimo entre la gente del campo, los problemas fueron agravándose en el 568 AC. El primero fue la construcción de la Barbacana del Foso, un puesto de avanzada al este de Hommlet destinado a nuevas incursiones, los agentes del Bien también descubrieron que no sólo se había reunido un pequeño ejército en el Templo, sino que el culto del Mal Elemental estaba bajo la dirección de un poderoso demonio.
Las noticias de este mal se extendieron rápidamente desde el Vizcondado de Verbobonc hasta llegar a oídos del príncipe Thrommel IV, Mariscal de los ejércitos de Furyondia y Veluna y también un paladín de renombre. Vliéndose obligado a tomar parte, el Príncipe dejó atrás sus preocupaciones sobre el norte y rápidamente convocó a los caballeros más hábiles, algunos clérigos y su propia guardia personal para contribuir a erradicar este profano templo. Poco después de cruzar el río Velverdyva en la primavera del 569 AC, el Príncipe Thrommel se unió a los contingentes desplegados. Uno de los acompañantes de estas fuerzas era Serten de St. Cuthbert, el único miembro de la Ciudadela de los Ocho que se ofreció voluntario para apoyar la causa de Thrommel. No mucho después de que los aliados comenzaran su marcha hacia el sureste, se encontraron con un grupo de apoyo provinente de las Lortmils, las Colinas Kron y el Bosque Gnarley: elfos, enanos y gnomos que decidieron volver a tratar con la creciente presencia del mal en sus fronteras.
Cuando las fuerzas aliadas se acercaron a las tierras próximas al templo, sufrieron su primer encuentro con el enemigo, varias leguas al sur de la ciudad de Verbobonc y al noroeste de Hommlet, en las llamadas Praderas de Emridy. La mayor parte de las fuerzas humanas del templo, compuesto por bandidos montados en su mayoría, se había trasladado al puesto de avanzadilla de Thrommel. Los exploradores elfos informaron de que un ejército de criaturas mucho mayor de lo esperado se acercaba desde el sur. A sabiendas de que el templo podría extender sus hordas en poco tiempo, Thrommel fue con un plan de contingencia elaborado en el Consejo. En un intento de apartar esta oleada de Mal Elemental lejos de cualquier centro de población, ordenó replegar a los aliados del norte, en una posición estratégica cerca de la orilla oriental del río Velverdyva. A pesar de algunos relatos históricos posteriores, no hubo combates importantes en las Praderas de Emridy, las acciones de ese día únicamente se centraron en ciertas escaramuzas de la caballería ligera para conseguir un campo de batalla más favorable. Superando en número a sus enemigos por más de tres a uno y ansiosos por la victoria en el primer combate, las Hordas del Mal Elemental siguieron a las fuerzas de Thrommel del norte, como era de preveer.
La Batalla: Fue al amanecer cuando las hordas despertaron temprano por el sonido de los cuernos en señal de que los aliados estaban preparando sus formaciones para la batalla. Las conjuntadas filas de los aliados fueron dispuestas de manera que 500 lanceros estarían protegidos en su flanco por el río Velverdyva mientras que en el centro se mostrarían las banderas de la caballería ligera (400) y de la caballería pesada (100), dirigidas por el mismo Thrommel. Por último, en el flanco izquierdo los aliados desplegaron bloques de 200 enanos de las Lortmils y 100 gnomos de las Colinas Kron, con alrededor de 50 arqueros elfos del clan Meldarin posicionado entre ambos. Las Hordas del Mal Elemental se componían de dos facciones, el flanco izquierdo se componía de 550 humanos montados, la mayoría bandidos y maleantes de Nulb con poca experiencia bélica más allá de alguna incursión o algún asalto a las caravanas de mercaderes. En el flanco derecho había una fuerza mucho mayor de infantería humanoide; una multitud de orcos (3500) procedente de los oscuros bosques del sureste y de las profundidades de Oerth (Terra). También entre ellos había partidas de frenéticos gnolls (500) y unos 20 orgos pobremente armados que fueron sacrificados por el Templo en la selva circundante paraa proporcionar apoyo pesado.
Con un imprudente abandono, los tenientes sectarios mandaron a su caballería a enfrentarse con el flanco derecho y el centro de las fuerzas aliadas, algo que no les dejó muchas opciones a las tropas humanoides. Tan pronto como vieron los escudos y escucharon las burlas de sus enemigos predilectos, la mayoría de las Hordas cargaron contra el flanco izquierdo de los aliados. La masa enfurecida de humanoides tuvo la oportunidad de dejar de lado su enfrentamiento con elfos y enanos en un intento apresurado por rodear al resto del ejército aliado. Los lanceros de Thrommel y la caballería permitieron a los bandidos montados penetrar en sus líneas, dejándolos entre el recodo del río Velverdyva y rodeados por la carga humanoide. Esto fue, por supuesto, una trampa planeada por el Príncipe. Al mismo tiempo, el ejército aliado giró hacia la izquierda para rodear a la Horda atrapada por el río. Los caballeros de Thrommel volvieron a cargar apresuradamente contra el cuerpo principal humanoide por su retaguardia, una reserva de 150 guerreros elfos oculta en el bosque Gnarley se unió para cerrar el arco de la muerte. De espaldas al río y su liderazgo en el desorden, las Hordas del Mal Elemental fueron completamente derrotadas. Si bien la mayoría lucharon hasta la muerte, algunos grupos dispersos lograron romper las líneas aliadas sin un perdurable éxito. Sin embargo, a algunos sobrevivientes se les permitió huir hacia el sur de vuelta a su templo como mensaje de lo que vendría después.
Después de ganar la batalla, el Príncipe Thrommel no perdió un segundo en reunir a sus cansadas tropas y agrupar a los caídos. La baja más importante en Emridy fue Serten de San Cuthbert, que cayó en los últimos momentos de la batalla defendiendo con entusiasmo la vida del Príncipe hasta su último aliento.
Tras la Batalla: La noticia de la victoria en las Praderas de Emridy se difundió rápidamente hasta Hommlet, la primera evidencia fue ver a algunos hombres extraños vestidos de ocre corriendo por el pueblo en estado de pánico. El Templo del Mal Elemental se encontraba a un par de días para los aliados. Su llegada enorgulleció a los pobladores locales y los agricultores, sabiendo que el final del templo se encontraba al alcance de la mano. Las fuerzas aliadas, que no encontraron ninguna resistencia en su marcha se recuperaron y abastecieron, hasta que finalmente se encontraron con las murallas del Templo. Dentro, el culto del Mal Elemental poseía una escasa escasa guarnición de soldados, que calló conforme el ejército derribó las construcciones de la superficie de su fortaleza, antes de dañar el templo en sí mismo. Sólo unos pocos líderes del vil Templo lograron escapar y se dice que éstos fueron posteriormente los culpables de la repentina desaparición del príncipe Thrommel IV en el 573 AC.
Sospechando que una redada en los dungeons del templo sería muy costoso debido a la presencia de un demonio mayor, el Príncipe Thrommel convocó a todos sus magos y clérigos para cooperar en la creación de grandes sellos para atrapar este mal en las profundidades de su propio dungeon. Cuatro pares de grandes puertas de madera broncínea que llevaban a la entrada del Gran Templo fueron cerradas con pesadas cadenas de hierro y sus juntas selladas con hierro. Por último, unas runas fueron talladas en los portones en conjunción de la magia arcana y divina. Una vez realizados algunos conjuros finales, se contuvo el mal, pero en los años siguientes, los agentes del Bien mantendrían un ojo puesto en el Templo, conociendo su inevitable resurgimiento.
Casi sin consecuencias tras la caida del Templo, los asaltantes de la Barbacana del Foso fueron los últimos en caer antes de considerar la campaña de Thrommel concluida. Mientras el Príncipe supervisaba el sello del Templo, envió a un grupo de exploración con sus máquinas de asedio sobrantes para tomar el pequeño puesto de avanzada. Cabe destacar que una turba de aldeanos de Hommlet, muy aterrorizados por los males de este lugar, se unieron para ayudar a sitiar y arrasar la Barbacana.
No hicieron falta héroes en la batalla de las Praderas de Emridy. El Vizconde Wilfrick alcanzó la fama por tomar parte en el mando de la campaña. Su fortuna y gratitud quedó patente en Hommlet gracias a la construcción de un templo dedicado a St. Cuthbert y el inicio de la construcción de un castillo amurallado otorgado a Burne, el mago y su amigo, el guerrero Rufus, ambos veteranos de Emridy. Ricard Damaris también alcanzó la fama en la batalla de Emridy, donde perdió un dedo de su mano izquierda y sufrió una herida que le dejó una cicatriz triangular distintiva en su rostro. Y al valiente Serten se le dio un funeral grandioso en Verbobonc , al que asistieron muchos de los que lucharon junto a él en Emridy. Irónicamente, también estuvieron presentes todos sus antiguos compañeros de la Ciudadela de los Ocho, que por sus propias razoness, no habían tomado parte en la batalla más importante del siglo.
3 comentarios:
Que número de bajas tan redondo, xD. Nos vendría bien una guía de estrategia de combate del Príncipe Thrommel VI...
Te diría que son números redondeados para quedar bien, pero viendo los números que son, sobretodo en el bando aliado, mi argumento cae por su propio peso... jejeje
Pues el tío Berto sabe de un paisano llamado Tongo Uñaslargas que estuvo en primera línea de aquella batalla y que jugó un papel fundamental para su feliz desenlance--afirma Rosco frunciendo el ceño cuando termina de leer la historia--No sé cómo ha podido pasársele por alto al cronista la presencia de aquel mediano.
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