16/4/10

Un Templo Mortal

El líder de los bandidos se hacía llamar Feldrin, aseguró que los extraños símbolos de su capa tenían que ver con la deidad a la que servían. Dijo que se encontraba al servicio del Gran Templo, que controlaba los cuatro Templos Elementales y también comentó algo sobre "su señora" refiriéndose a algún poder sin duda. Eliot no estaba muy de acuerdo en respetar su decisión de irse, pero por una vez, Gáremond mantuvo su palabra y le dejaron ir. Tras esto, todos los compañeros se ataviaron con las capas de extraños símbolos que encontraron en los cadáveres de estos bandidos.
Tras explorar un poco por los aposentos de Feldrin y su lugarteniente, Lía corrió una cortina que ocultaba una puerta, una más que probable vía de escape para el bandido.
Decidieron continuar por el pasillo al que daba la puerta oculta y encontraron una impresionante sala ceremonial llena de restos y huesos. Los compañeros pensaron que iban a ser sorprendidos por necrófagos como en el nivel superior, pero no fue así. Tras otear todas las salidas, decidieron subir unas impresionantes escaleras que no ascendían demasiado hasta dos poderosas puertas. Lía quiso poner la oreja para ver si conseguía escuchar algo tras ellas y casi podría asegurar que no había nadie. Una vez entraron, se toparon con una especie de Templo del Aire. Lía examinaba cuidadosamente el extraño altar cuando empezaron a resonar unas campanas en toda la estancia, al querer huir por una de las salidas secretas que había detectado, la elfa se topó con un horroroso ser fantasmal. Se trataba de un siervo del Plano Elemental del Aire según pudo adivinar Rosco. Finalmente, con la ayuda de la magia del mediano y el espadón mágico de Emén, la criatura regresó a su Plano o se desvaneció para siempre.
En el mismo instante en el que la criatura desapareció, una de las entradas secretas que Lía había detectado se abrió y casi lanzado al suelo cayó un sirviente del Templo del Agua. Parecía mal herido y Gáremond grito: "¡A por él!", pero Lía observó que se trataba de un Alto Elfo, lo que no parecía cuadrar muy bien con las pretensiones de este lugar. Ante la insistencia de Gáremond, el elfo gritó para pedir clemencia y retirándose la capucha, negó pertenecer al Templo del Mal Elemental, dijo que era un Caballero de la Orden del Venado y que estaba en busca de Elmo. El hombretón quedó tan sorprendido como avergonzado, pues al parecer él también pertenecía a esta orden de Caballeros pero lo mantenía en secreto. El elfo dijo también que estaba en una misión especial para encontrar al príncipe Thrommel pues había recibido cierta información que indicaba que podría estar entre las mazmorras del Templo. Elmo dio un respingo cuando oyó tal cosa y tuvo unas palabras en privado con el caballero. Los compañeros lo aceptaron de buen grado en el grupo, aunque con algunas reticencias.
Lía continuó haciendo su trabajo y así accedieron a un pasadizo que terminaba en otra cortina, tras ver lo que había tras ella, un sacerdote ataviado en gris (a juego con toda la austera estancia) se vio sorprendido y casi le incriminó que hubiera entrado por ese pasadizo, probablemente era lo último que esperaba en ese momento. En un principio los compañeros lo confundieron con Belsorning, el sumo sacerdote del Templo del Agua, sin embargo se trataba de Kelno, sumo sacerdote del Templo del Aire. Éste parecía muy interesado en la cabeza de Belsorning, casi más que Romag, quién les había ofrecido una grata recompensa. Kelno parecía sincero, aunque un poco alocado, asegró que su templo estaba en horas bajas y que el bastardo de Belsorning sólo hacía que perseguir a sus seguidores osgos para reconvertirlos al Agua o exterminarlos. También aseguró que ansiaba el puesto de Hedrack en el Gran Templo y Rosco dijo que ante tal derroche de sinceridad, respetarían su vida. Kelno no pudo sino agradecer su comportamiento y les aseguró una buena recompensa, al fin y al cabo, si Belsorning desaparecía del mapa, el podría absorber el Templo del Agua y convertirse en el Sumo Sacerdote más poderoso. Les indicó cuidadosamente el camino que tenían que seguir para llegar al Templo del Agua, donde porbablemente se encontrarían con Belsorning, también les advirtió que el sigilo sería importante pues el juggernaut que poseían era terriblemente poderoso y mortífero.
Una vez llegaron al extraño Templo, algo parecía inquietarles, una extraña estatua representando un conglomerado de especies marinas ocupaba el centro de la sala, mientras un altar presidía el lado este. Una cortina al sur despertó la curiosidad de Eliot y cuatro figuras representando gárgolas en las esquinas hicieron sospechar a Gáremond. El elfo y el gnomo decidieron esconderse tras el altar junto al oso familiar del druida mientras Rosco, aficionado a probar cosas nuevas, saltó encima del altar y clamó: "¡Belsorning!". Tras un momento de duda, la extraña estatua y las gárgolas comenzaron a cobrar vida, algo les había provocado. Elmo corrió la cortina y se encontró de cara con dos acólitos del Templo del Agua que amonestaron al grupo por profanar el Sagrado Templo del Agua mientras atizaron al joven Eliot. Lía saltó encima del altar mientras las gárgolas descargaban toda su furia contra los compañeros. Elmo y Emén habían quedado en el centro de la sala a merced de las gárgolas y el juggernaut que parecía ser inmune a todos los ataques que recibía. Rosco, sabedor de sus características, logró alcanzar al juggernaut con un nuevo conjuro que había desarrollado, pero eso no parecía ser suficiente. Wonillon agarró la mochila de Emén donde se encontraban las pociones para asistir a quíen tuviera esa necesidad, pero Elmo aseguró que su única opción era huir. Eliot recibió un poderoso conjuro de uno de los acólitos que le dejó complétamente inmóvil y a merced de sus enemigos, mientras su serpiente trataba de atraer la atención de sus enemigos y Wonnilon era fulminado por las gárgolas. Elmo huyó, aunque malherido por el amenazante juggernaut y el resto del grupo hizo lo propio, Rosco se tornó invisible para no recibir los golpes de las gárgolas y Eliot se quedó indefenso ante las gárgolas y los sacerdotes. Incluso su serpiente huyó y Lía recibió un fuerte impacto que la dejó sangrando sobre el altar. Poco podían hacer por salvar la vida de sus compañeros, pero Gáremond insistió en salvarles la vida. El gnomo cogió un pergamino de su bolsa y junto a la puerta lanzó un hechizo de curación. -Espero que esto funcione-. Dijo, pero sólo alcanzó a sanar a Lía, lo suficiente para levantarse cuidadosamente y huir. Eliot estaba condenado y las gárgolas acabaron con su vida finalmente. Gáremond se lamentó de no haber podido hacer más por su vida, pero otra cosa hubiera supuesto una mayor cantidad de bajas.

10 comentarios:

Eliot desde el cielo dijo...

¿Para eso creo la asociación de amigos de los compañeros animales? xD

No tengo queja de la batalla pero si del gran Wonnilon: nos ha costado unas 30 pociones de curación que llevaba el saco, por no salir huyendo cuando han comenzado a correr todos los demás (ha tenido un turno antes de morir pero ha decidido quedarse). Tenía una Inteligencia Artificial muy mierdosa...

PD: Soy el amo del Abismo. ¿No podría jugar con un eidelon de Stoner? Sería el primer personaje en morir dos veces en la misma aventura, xD.

vadania dijo...

Manolo, ¿de qué dices que parecía ser el constructo ese antes de que tomara vida? ¿No sería de piedra, verdad? Porque se me está ocurriendo una idea con la tuneladora de Gáremond... xD

Caelestis dijo...

Es de bronce... xD ¡Que vuelva Rosco! Eso son ideas de Gáremond. Por cierto, tu exitoso golpe al juggernaut fue con un hechizo, no? se supone que tienes que descansar para prepararlo aunque subas de nivel.
De Wonillon me olvidé, pobrecillo...

Vadania dijo...

No tenía que descansar porque ese hechizo era de nivel 1 (Orbe de ácido menor) y ya lo tenía memorizado. El caso es que al ser de nivel 5 hace 3d8 de daño. xD

Y sí, tienes toda la razón del mundo, las fiebres no me han dejado carburar con normalidad durante los últimos días. Veremos si Rosco recupera la cordura para la próxima sesión. ^_^

Emén dijo...

Tenéis mucha suerte de que siga viva, si llego a morir hubiera entrado en furia en la vida real :)
¿ahora qué hacemos sin las pociones? a mi me crea un poco de ansiedad el no llevar pociones y no tener un sanador competente.

Anónimo dijo...

Te has ganado un enemigo por ese último comentario, semiorca. (anónimo)

Eliot desde el cielo dijo...

Yo podría hacerme un "sanador competente", pero dentro de dos partidas estaríais en las mismas.

StarFighter dijo...

Vaya grupo de aventureros...

Caelestis dijo...

El curioso caso de este resumen: http://anosacerdotal.info/renegados-de-lolth-un-templo-mortal.html

El tercer enlace si pones "Renegados de Lolth" en google
Quizá el informático desaparecido del grupo podría arrojar alguna luz sobre por qué ha ocurrido esto. Desde luego yo nunca he entrado en esa página ni por supuesto he escrito en ella.

Eliot desde el cielo dijo...

Arriba mismo lo pone, Master. Parece que la página recopila toda clase de información que contengan ciertas palabras (será que el tío es un vago y no quiero buscar por si mismo), como si fuera un buscador, y en este post aparece varias veces la palabra "sacerdote".

Jeje, por fin este blog tiene una anécdota similar a la del teorico del universo de Spider Queen, xD.