20/2/10

¿Un Templo Abandonado?

Spugnoir, desde que los compañeros volvieron a Hommlet, parecía más interesado en estudiar el libro de conjuros de Falrinth que en volver a las mazmorras del Templo. Elmo supo enseguida que el mago se separaría del grupo, al menos de momento. Y así fue, Spugnoir no había encontrado su libro de conjuros pero, con tiempo, podría adaptar el del poderoso mago a sus necesidades.
Así pues, el resto de la alianza, siendo ahora un trío formado por Gáremond el druida, Emén la semiorca y Elmo, volvieron a dirigirse al Templo del Mal Elemental. Éste último advirtió al grupo que la próxima vez que necesitaran provisiones o información, deberían evitar volver a Homlet porque se encontraba a casi dos días de camino y el tiempo parecía ser crucial.
Una vez en el Templo, los compañeros decidieron dar un rodeo por la estructura principal de éste, pues no creían que era una buena idea introducirse por el pasadizo de la torre que ya conocían, pues no sabían donde les dirigía realmente.
Cuando llegaron al sello de las puertas principales, vieron a un pequeño ser enmascarado intentando abrir dicha entrada. Elmo casi entró en cólera y le advirtió al excentrico ser que desistiera en su intento o desataría de nuevo al Mal. Poco después, el enmascarado se presentó, se trataba de Rosco, un mediano de las tierras de Ulek que poco más dijo sobre sus motivaciones o por qué ocultaba su rostro. Parecía diestro usando la magia y el grupo le acogió de buen grado.
Mientras estaban conversando afablemente, los compañeros empezaron a ver una sombra extraña detrás de un arbusto, evidentemente alguien les estaba siguiendo. Cuando todos se disponían a atacar, un extraño elfo salió de los matorrales. Decía haber estado siguiendo al grupo y se había fijado en que no disponían de un sanador decente, por eso él quería ayudarlos. Pese a las reticencias de Gáremond, los nuevos compañeros decidieron aceptarlo, pues tras la marcha de Spugnoir y Otis, así como las muertes de Mártel y Máldor, les había dejado en cuadro.
En su examen de la estructura principal, encontraron dos puertas laterales que casualmente estaban abiertas. Los compañeros entraron sin más, tras el mediano, que no parecía temerle a nada. La planta principal del Templo era bastante modesta, aunque verdaderamente amplia. Tenía varias secciones con altares independientes y sacristías diferentes. En alguna de ellas encontraron vestiduras ceremoniales y algún que otro cadáver en estado óseo. Les sorprendió que no hubiera nadie por allí, la actividad era evidente, pero todo parecía derruido y abandonado. Lo que más atrajo su atención, fue sin duda el altar principal. Una especie de mosaico hecho con baldosas de varios colores y un trono de basalto violáceo en su centro, parecía ser lo más significativo del Templo. Al principio vacilaron, pero Rosco finalmente decidió pisar las baldosas y ningún efecto parecía acontecer. Cuando apartaron su miedo, todos colaboraron en descifrar aquel acertijo, ya que el mediano había descubierto que se trataba de un mecanismo mágico.
Viendo que su éxito sería imposible, decidieron descender por las escaleras principales, Gáremond oyó algo e intentó descifrar de qué se trataba. Pero sólo descubrieron que era una especie de cántico u oración tenue. El oso familiar del druida hizo una primera exploración, determinando sólo que había una puerta de doble hoja. Al descender las escaleras, el resto de la alianza se encontró con unas puertas similares a las de la entrada principal del templo. Todos sabían que este no era el itinerario correcto y decidieron utilizar las escaleras de una de las sacristías que previamente habían encontrado.
Así descendieron una vez más a las profundidades del Templo. Cuando llegaron a la base de la escalera, vieron un largo pasillo finamente decorado, con antorchas dando una buena fuente de luz. Poco más tarde, oyeron unos gritos de auxilio procedentes de uno de los pasillos adyacentes. Encontraron su fuente, una celda con probáblemente una decena de prisioneros pidiendo auxilio. Emén y el oso del druida lo intentaron con ahinco, pero fue inútil, la puerta era demasiado pesada.
Mientras trataban de buscar el modo de liberar a los prisioneros, se vieron sorprendidos por una horrible banda de muertos vivientes que vinieron atraídos probáblemente por los ruidos del oso y la semiorca. Gáremond advirtió de ello, pero fue complétamente ignorado. Emén demostró una vez más su habilidad con la enorme hacha que portaba, asistida por el experto Elmo, los conjuros de Gáremond y Rosco, así como los proyectiles de Stoner, el reservado elfo gris. Tras deshacerse de ellos, volvieron a intentarlo con la puerta y esta vez tuvieron mayor éxito al tener todo el tiempo del mundo. Los presos estaban complétamente desnudos y amarrados a unos grilletes, todos salvo una elfa a quién no parecía importarle estar encerrada. Tras una breve conversación, los compañeros se dieron cuenta de que la elfa, llamada Lía, era una experta cerrajera y le pidieron que abriera los grilletes de los presos. Aunque a regañadientes, así lo hizo. Los presos eran de poca ayuda y sólo pidieron que les mostraran la salida. La elfa preguntó por su equipo pero nadie sabía nada, a todos les resultaba algo extraño que, aunque Stoner y Lía compartieran raza, prácticamente no se dirigieron la palabra. Los elfos eran seres muy místicos, pero la rama de los grises, parecía aún mucho más misteriosa.
En la sala donde se hayaban los necrófagos, encontraron el equipo de Lía y probablemente las ropas de los presos, que presas del horror, habían huído sin importarles no disponer ni si quiera de un taparrabos.
Habiéndo doblado su número con la elfa en sus filas, prosiguieron la búsqueda de las gemas elementales. El complejo de cavernas parecía enorme y poco después se encontraron con otros dos muertos vivientes, al parecer estos eran bastante más fuertes que los anteriores y a pesar de ello, sólo el oso negro de Gáremond sufrió en el combate. Todos parecían estar preparados para los desafíos que les proponía el Templo del Mal Elemental.

3 comentarios:

Vadania dijo...

¡Buen resumen, máster!

Por cierto, he buscado lo del "mind thrust" (empujón mental) de Stoner y he comprobado que sí es un "mind affecting power", por lo que lamentablemente no tiene efecto contra los muertos vivientes.

Al menos en esta ocasión no hubo bajas. xD

Me llaman Stoner dijo...

He creado un poster desmotivador sobre un miembro de nuestro grupo (ya sabéis quién, xD): http://img706.imageshack.us/img706/8136/motivator2a76db0d17d957.jpg .

Bueno, ahora mismo hay dos frentes en la partida: descubrir el Templo del Mal Elemental y descubrir los personajes de los demás. Si no fuera porque somos jugadores pensaría que los sectarios del Templo nos han colado un espía en el grupo. Incluso el mismo Burne con el hechizo de Cambiar aspecto... Y sobre Lía, bueno, mi propia raza no es mi favorita, y además es demasiado altiva :) .
Maldita sea con lo del empujón mental, como haya muchos muertos vivientes en el Templo no voy a hacer mucho.

PD: El momento de Rosco entrando él solo en las baldosas de colores me ha recordado a cuando el sr. Eko le aparece el humo negro y dice en Lost: "¡Yo no le tengo miedo a nada!". El siguiente acto valiente no le salió tan bien, xD.

Caelestis dijo...

En un templo del más absoluto de los males, hay de todo. Muertos vivientes y no tan muertos.

Esta sesión ha sido corta pero intensa: Acogemos a Jose y vuelve Marcos. Ahora sólo falta que un día coincidamos todos, incluido Juanjo.