13/12/10

El Asalto al Templo del Fuego

Tras un merecido descanso, Kelno advirtió a los compañeros sobre el peligro que suponía haber arrebatado una de las poderosas armas con las que contaba el Templo del Fuego. De hecho, afirmó que el grupo estaba en busca y captura por parte de dicho templo.
Los intrépidos compañeros se apresuraron a investigar el Templo del Fuego, adelantándose a las represalias que estos pudieran tomar. Siguiendo las indicaciones de Kelno, llegaron a una majestuosa estancia, decorada en tonos rojos y con muchos elementos ornamentales de estaño. Se trataba de la cámara principal del templo.
Lía se adentró un poco para inspeccionar un poco más y observó unas pequeñas criaturas saltar y contonearse en ciertos puntos de la estancia. Al adentrarse un poco más, estas criaturas crecieron expontáneamente hasta convertirse en majestuosas salamandras de fuego. Rosco advirtió del peligro que corrían, pues al parecer habían profanado el Templo del Fuego y las salamandras eran sus protectores.
La batalla comenzó y Gáremond decidió utilizar su más poderoso recurso mágico para abrir un gran agujero en el centro de la estancia y hacer caer a dos del cuarteto de salamandras a las que tenían que derrotar.
Otro de estos seres arremetió violentamente contra Emén, tales fueron los impactos, que la semiorca cayó inconsciente sin tiempo para reaccionar. Al mismo tiempo, la última salamandra acosaba a Lía y Rosco trataba de contraatacar con sus proyectiles mágicos.
Gáremond entonces convocó un hipogrifo que no tuvo tiempo para golpear antes de ser derrotado por una de las salamandras. Lía se aventuró a tocar el altar del templo, lo que provocó que un estallido de fuego la dejara inconsciente también a ella. El gnomo, tras sanas a Emén, corrió en su ayuda.
Con la semiorca de nuevo en guardia y con los ojos inyectados en sangre, finalmente los compañeros se pudieron deshacer de sus enemigos, no sin sufrir terribles consecuencias.
Mermados por sus heridas, los compañeros no tuvieron mejor elección que volver al amparo de Kelno y restablecer sus cuerpos y sus poderes.
Al día siguiente ya estaban listos para enfrentarse a Alrem, el prefecto del Templo del Fuego. Tras examinar un poco la cámara principal del templo, Lía encontró una puerta secreta. Al ser esta imposible de abrir desde el lugar donde se encontraban, Gáremond volvió a conjurar su encantamiento preferido, mutilando de nuevo la piedra de este nivel.
Allí se encontraron con unos guardias enemigos, servidores del templo del fuego, y el gnomo se apresuró a lanzar de nuevo el mismo conjuro para abrir un nuevo hueco en el suelo. Los guardias cayeron a una especie de cocina pero no se quedaron allí., corrieron hacia la puerta y un corredor cercano.
Con el camino despejado, los compañeros alcanzaron los aposentos de Alrem. Este parecía estar preparado para la refriega, pues Rosco había detectado en él varios conjuros protectores. Al cabo de unos segundos, otros dos contrincantes se unieron a la batalla, posiblemente acólitos del templo. Los poderes de Alrem parecían majestuosos, pero el mediano utilizó un conjuro de telaraña que provocó que éste quedara inmovilizado y sin la posibilidad de lanzar ninguno de sus conjuros. Esta telaraña también atrapó a otro de los oponentes y también a Emén y Lía.
Tras esto, y en un arrebato de locura por parte de Rosco, éste lanzó una poderosa bola de fuego que mató al instante al prefecto, pero también dejó gravemente herida a Lía.
Emén invadida por una furia casi sobrenatural, arremetió contra el ahora herido acólito, quién fracasó en sus intentos de controlar a la semiorca y finalmente pereció.
El último de los enemigos, un semiorco, no supuso un gran impedimento para el éxito de su empresa, aunque a Lía le costará perdonar la osadía de Rosco que casi le cuesta la vida.

3 comentarios:

Lía dijo...

Bueno, bueno, bueno, estos resúmenes son más sensacionalistas que el Sport con el Barça y el Madrid. No fue Lía quién despertó a las salamandras sino Emén, y no se comenta el ataque furtivo que dañó gravamente a Alrem.

No solo tengo que sobrevivir a las "tácticas brillantes" de Rosco, sino que el narrador también parece estar en mi contra, xD.

vadania dijo...

Si es que el mundo está dividido en dos: las estrellas como Rosco o Gáremond, y los estrellados como Lía. xD

De Emén no hablo que como me suelte una yoya con ataque poderoso al máximo...

Caelestis dijo...

Ahora que lo dices, sí recuerdo el ataque furtivo. Lo de las salamandras ya es más discutibe...